Por mi mente pasan muchos momentos bonitos que he compartido con varios compañeros de trabajo, pero en especial deseo resaltar la experiencia al haber invitado a una escritora guatemalteca consagrada cómo lo es Vania Vargas.
En lo personal es una bendición compartir con compañeros que son altamente profesionales, con una calidad humana sobrenatural y sobre todo con excelente principios y valores; que buscan la excelencia constantemente. Formar un club de lectura y participar después de nuestro horario de trabajo para debatir y compartir ideas, es algo asombroso.
Sí bien es cierto, leemos todo el tiempo y sobre todo analizamos muchos temas técnicos, pero este especio nos lleva a poder ver desde otra analogía la forma de ver las cosas a través de narrativas de ficción, poesía, entre otras.
Un ambiente espacial en un espacio emblemático cómo lo es la biblioteca donde era nuestra morada y punto de reunión para realzar el conocimiento y la discusión. Un evento que quedo marcado en nuestros corazones fue contar con la presencia de Vania Vargas y que pudiera compartir con todos nosotros respecto a su libro “Cuarenta noches” que lo complementa cuarenta postales para expandir la imaginación del lector.
Este tipo de espacios y de actividades deberíamos de provocar en nuestro alrededor para crear más conciencia e incentivar el habito de la lectura que tanto necesita Guatemala para formar más ciudadanos con puntos de vistas sólidas y con criterio.
Escrito por Gustavo G. Godoy.