Traigo a mi mente muchos recuerdos de mi mejor amiga y toda amistad siempre tiene un inicio. Éramos unos jóvenes recién graduados de diversificado de diferentes colegios y coincidimos en un aula dentro de la universidad cursando nuestro primer año de licenciatura, una travesía que disfrutamos a pesar de las cosas buenas y malas que nos pasaron.
Ese momento lo tengo muy presente en mi memoria, la cual jamás podré eliminar mientras Dios me conceda la vida. Recuerdo entrar al aula y ver medio lleno el salón, la primera fila estaba vacía a excepción de un lugar y ese lugar lo ocupaba ella, sin saber que más adelante sería mi mejor amiga. La salude con “Hola” y le pregunte si el lugar que estaba a la par de ella no estaba ocupado, su respuesta fue muy cordial al decirme que no. En lo personal, siendo tu primer día de universidad y enfrentando un mundo desconocido, sin habilidades y destrezas, puedo definirme completamente que era un joven tímido, pero no basto para presentarme y ahí comenzó la magia y la bella amistad que hemos formado.
Durante el paso de los años, no llegamos a coincidir en algunos cursos derivado que algunas clases no pude ganarlas por no haber puesto el empeño y enfoque que se requería. Si bien es claro, hubo una distancia y era ovio derivado que no íbamos a compartir cursos en conjunto. Escuchaba muy buenos comentarios de nuestros catedráticos hacía ella, me alegraba mucho porque estaba creciendo exponencialmente, siempre disciplinada en las tareas, proyectos, exposiciones y con un enfoque total en aprender, hasta el día de hoy; además, fue la mejor alumna reconocida por la universidad y por el Colegio de Contadores Públicos y Auditores. Mi admiración fue total… y que paso conmigo, nunca me di por vencido… continué batallando y ella me dio una buena lección de vida de perseverancia y entrega total en aprender.
Me recuerdo también de nuestro grupo de amigos, todos con personalidades y características diferentes, un grupo de jóvenes con ganas de vivir y de aprender, lastimosamente algunas clases eran muy intensas y nos fuimos atrasando, algunos pocos llegaron a la meta al graduarse y otros no lo lograron por circunstancias personales de cada uno de ellos, pero hasta el día de hoy me recuerdo de esa amistad tan linda y la cual al día de hoy les tengo mucho cariño a pesar de que no conversemos muy seguido.
Una de las muchas lecciones que aprendí, fue no darme por vencido. Tenia clara mi meta de graduarme, pero mi enfoque cambio al no buscar solamente el objetivo, sino aprender y exigirme a mi mismo más allá. Terminaban las clases y recuerdo que llegaba a repasar a mi casa, hacer tareas, planificar exposiciones y/o investigaciones, me fui volviendo más disciplinado y le encontré un amor al aprendizaje hasta llegar al punto estudiar más de lo normal. No fue fácil pero lo logré, me recuperé y volví a estar con mi mejor amiga en los últimos semestres de la licenciatura, el cual hicimos un dúo increíble y batallamos en las ideas académicas con nuestros compañeros y nuestros docentes, fue una etapa increíble. Muchos decían que nos la llevábamos de inteligentes, y la verdad es que nos esmerábamos estudiando fuertemente y, sí ese fuera el caso lo disfrutamos porque siempre cuestionábamos todo, poníamos el nivel de aprendizaje alto y muchos de nuestros compañeros se quejaban por ello, quedan muchos recuerdos que no acabaría por denotar en estas palabras.
La vida nos pone lecciones, pero depende de nosotros cómo enfrentarlas. El tiempo pasa rápido y de todas las experiencias de la licenciatura conllevo a enfrentarnos a las evaluaciones privadas y la maestría y, de ello puedo denotar que fue algo espectacular. Yo fui el primero en graduarme y mi amiga se atrasó, pero era mi turno el poder apoyarla y motivarla para que pudiera llegar a la meta en graduarse y cumplir uno de sus mayores sueños. Yo nunca tuve dudas, sabía perfectamente que ella iba a estar cumpliendo su sueño y a pesar de todas las pruebas y adversidades, lo logró.
Recuerdo cuando me pidió que fuera su padrino y estas fotos reflejan esa satisfacción de esfuerzo, desvelos, alegrías, llantos, bueno… un sinfín de emociones que pasamos durante nuestra formación superior.
Denotar la palabra amigo, no cualquier persona. Está el misticismo que se desarrolla en la etapa de la línea del tiempo en que uno comparte y enfrenta situaciones de diversa índole para poder otorgar la palabra amigo.
Es por ello que te admiro mucho amiga, por todo tu esfuerzo, tu tenacidad, tu disciplina, tu entrega, por nunca darte por vencida y la perseverancia de ser mejor cada día en lo personal como en lo profesional.
Te quiero mucho Jalyn y gracias por ser mi mejor amiga.
Escrito por Gustavo Godoy.