En mi recorrer por el Centro Histórico de la ciudad de Guatemala me dispuse enfilarme por la famosa sexta avenida de la zona 1 hasta llegar al parque central. Una avenida espectacular con mucho color, ruido y diversidad de locales que atraen a las personas que recorrerén dicho lugar.
Recuerdo que, a finales del año pasado escuche la noticia de una apertura de librería en zona 1 y me dio mucho gusto saber que era de Catafixia. Para los que no conocen de Catafixia, es una editorial guatemalteca con mucho realce y prestigio a raíz de sus publicaciones; en lo personal los descubrí años atrás el FILGUA (Feria Internacional del Libro en Guatemala).
La intención era poder abrir mi mente y dejarme atraer por los libros que contaban en sus libreras y puedo decir que realmente me sorprendió. Al llegar al Pasaje Rubio que se encuentra a escasos pasos antes del Portal del Comercio, logré acceder al mismo sobre la sexta avenida y avanzando en línea recta a mano izquierda observe la imponente entrada con estilo histórico donde denotaba encima de sus ventanales las palabras en mayúsculas “CULTURA” “PAPELERIA”.
El edificio es histórico y cuenta con una infinidad de historias de todo ámbito; al estar adentro de este espacio cobra un significado especial. Al acceder a la librería pude sentir que el espacio es acogedor donde los libros dan la bienvenida a los que entran al lugar, una bienvenida donde se puede percibir que los libros te susurran al oído para que los puedas ver y prestar atención. La clasificación por categoría literaria es lo primordial para un lector y me gustó que cuidaran esos mínimos detalles.
Procedí a dejarme atraer por los libros como si una sirena me estuviera llamando, y empecé a marcar mi territorio observando a gran escala los ejemplares que estaban. No quise tocar uno hasta no tener el panorama completo.
Al finalizar mi recorrido, procedí a tomar algunos libros y empecé a tener una conversación con Julio, quien se encontraba en la administración de la caja. Le mencionaba que me encontraba feliz de estar en la librería ya que tenia ganas de conocerla meses atrás y me intención era descubrir nuevos libros sin dejarme emocionar por mi categoría literaria (novela); me recomendó varios libros donde me comento acerca del nuevo boom literario denotando un par de autoras argentinas donde me quede con la tarea de investigar y seguramente serán mis próximas elecciones cuando vuelva a ir. Actualmente tengo en mi mente el nombre de una de ellas: Selva Almada.
Me deje enamorar por la librería y ya contaba con varios libros que iba a llevarme, mi alegría era total. Al final de mi visita me sorprendió que Julio era escritor y que su poemario se titulaba “OYONÏK”; más adelante espero publicar una reseña de la misma y un saludo fraternal para Julio si lee este fragmento.
Al retirarme me ofrecieron un café gratis dada la promoción que contaban y me fui a la barra que se encuentra sobre el paso peatonal del Pasaje Rubio, la historia de ese lugar es sorprendente (tienen que estar ahí para poderlo vivir) y me trasporte años atrás donde empezaron a pasar muchas cosas por mi mente; en lo que me servían el café me dispuse a leer el libro que seleccione de primero el cual se titula “Leprosario” de Luis Yuré, investigue rápidamente y descubrí que el autor uso un seudónimo y es su nombre real; el contenido del poemario es fuerte y para una persona religiosa lo puede ofender. A mí me pareció extraordinario desde la portada mítica que tiene.
Al estar degustando mi café y de iniciar a leer los primeros poemas, conocí a Natalie quien es la bar tender del lugar y cruzamos varias palabras respecto a su gusto de literatura y su formación en historia, posterior conocí a otra persona que a los minutos se sentó a la par mía con un carisma desbordante y que al final del día después de una jornada laboral es raro ver, su nombre Rudy. De inmediato nos conocimos y lo felicite por proyectar esa pasión que tenía; posteriormente conversamos de diversos temas de carácter literario y de importancia personal. (Un saludo fraternal a Natalie como a Rudy).
Una tarde perfecta para terminar el día y con buen sabor literario. Para un amante a la lectura recomiendo visitar la librería Catafixia, dejarse envolver por la mística del lugar y sobre todo por el amor a los libros.
Escrito por Gustavo Godoy.