En el 2023 se impulsó a trabajar en proyectos de infraestructura con la etiqueta verde; esto representa una oportunidad rentable de inversión a nuevos segmentos. Climate Bond ha determinado un valor estimado de 100 billones de dólares destinados a invertir en infraestructura compatible con el clima; esto con la perspectiva que al 2030 puedan ser parte del cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones correspondiente al Acuerdo de París[1].
La taxonomía de los bonos climáticos estaba acostumbrado a identificar proyectos verdes elegibles bajo cuatro sectores[2]:
- Transporte bajo en carbono: Esto puede incluir ferrocarriles urbanos de viajes, redes de mercancías ferroviarias, autobuses de tránsito rápido, vehículos eléctricos y bicicletas.
- Energía renovable: Puede ser considerada la energía solar, eólica, bioenergía, hidroeléctrica, geotérmica, energía marina o cualquier otra fuente de energía renovable.
- Agua sostenible: Proyectos que puedan capturar y recolectar agua, almacenamientos, tratamientos de emisiones de metano, defensa en inundaciones, defensa contra la sequía, aguas pluviales, restauración ecológica, también se considera la infraestructura hídrica basada en la naturaleza.
- Edificios bajos en carbono: Todo tipo de infraestructura comerciales, edificios residenciales (nuevos o actualizados) que operen con bajas emisiones de carbono.
[1] Bonos Climáticos, climate bonds, Programa de Oportunidades de Inversión en Infraestructura Verde (GIIO) | Iniciativa de Bonos Climáticos (climatebonds.net), consultado el 4 de enero de 2024.
[2] Climate Bonds Initiative, Green Infraestructure Investment Opportunities Australia & New Zealand, Executive summary, cbi_giio_ausnz_web-final-01aaa.pdf (climatebonds.net) Agosto 2018