Cada 28 de agosto se conmemora la conversión de Agustín de Hipona y en esta oportunidad detonare algunos aspectos de este gran santo.
Agustín nació en Tagaste y actualmente se le conoce al territorio como Argelia, encontrandose en el continente Africano. Agustín desde pequeño siempre fue inquieto y sus padres hicieron lo posible para que pudiera estudiar, recordemos que en los años 300-400 antes de cristo el acceso a la lectura y escritura era limitado. Deseo resaltar a Mónica, madre de Agustín quién persevero para que pudiera acceder al estudio y lo logró; nunca dejo de orar por su hijo y es por eso que la iglesía catolíca tambien la considera como un santo y su día se celebra cada 27 de agosto.
Años más tarde Agustín era un gran orador y un experto en la rama de la abogacía, gano todos los casos sin importar el impacto significativo de daño habían provocado sus clientes. Ahí se dio cuenta que no siempre había que defender a las personas que habían provocado algún daño y perjudicar a la víctima.
Ahí inicio a buscar la verdad y se adentró a diversas herejías como lo son los maniqueos, los donatistas y el pelagianismo; todo menos que tuviera que ver con el cristianismo. Mónica nunca dejo de pedirle a Dios para que Agustín se diera cuenta que la verdad es Dios y nada más que Dios.
Los años trascurrieron y conoció al padre Ambrosio un gran orador en aquel tiempo dentro del catolicismo (actualmente es considerado como un doctor de la iglesia católica). Agustín aprendió a copiar varias cosas de Ambrosio, pero no entendía que era la divina trinidad, entre otras cosas.
La conversión de Agustín llego en un momento fuerte entre la lucha de personas que se daba por peleas de ideologías en creencias y poder. Indican los fragmentos que Agustín escucho la voz de un niño que le decía “Toma y lee” en repetidas ocasiones y al prestar atención a las palabras se percató que a la par tenía la Biblia abierta en las epístolas de San Pablo mejor conocido como el libro de los Romanos en el capítulo 13.
Su conversión fue radical y se entregó completamente a Dios; así mismo, confirmo que la única verdad de todo es Dios. A partir de ahí se entregó hacer el bien y a filosofar profundamente.
Una de las cualidades fuertes de Agustín es que le gustaba mucho escribir y ya tenía finalizado su primer libro antes de los treinta años, esto fue antes de su conversión. Se puede denotar la forma de su escritura como era antes de su conversión y después, realmente es diferente como plasma las palabras. Muchos de sus libros se perdieron posteriormente cuando en Tagaste se originó una guerra donde falleció Agustín pero se rescataron varios escritos de él, siendo las más sonados al día de hoy: 1) Las confesiones de San Agustín (en lo personal es el libro más leído de Agustín); y, 2) la ciudad de Dios.
Actualmente la iglesia católica lo considera como uno de los grandes doctores dentro del catolicismo por su testimonio de vida y su entrega hasta al final amando a Dios sobre todas las cosas; algo interesante es que la parte filosófica sirvió y sirve para afirmar muchas cosas que no tienen explicación y que solamente la mente humana y la fe pueden discernir y comprender.
En lo personal San Agustín es mi santo favorito y a tal magnitud que denote una de sus frases con la que me identifico y que me encanta dandole un espacio en mi libro «El Placer de mis caídas», la frase es «Tarde te ame».
Escrito por Gustavo Godoy.